Me atrevo a afirmar que un número importante de mujeres adultas han fantaseado con la idea de tener sexo casual: un sexo desordenado, pasional, furtivo, sin compromisos ni desayunos por la mañana y con el suficiente desapego como para gozar y darse placer casi de forma egoísta y sin culpabilidades de ningún tipo…¿estaré en lo cierto?
Pues bien, en este tema, como en tantos otros, la cultura históricamente ha marcado diferencias respecto de la práctica de este tipo de sexo, según se trate de un hombre o de una mujer. En la visión más tradicional, una mujer sólo tiene sexo por amor y el hombre, al ser naturalmente sexuado (como si nosotras no lo fuésemos) puede gozar de permisos implícitos para desahogarse en una aventura casual.
En el actual escenario y conforme hemos podido despojarnos de aquellos mandatos tradicionalistas y machistas, las mujeres contemporáneas parecen atreverse más a experimentar con el sexo casual. Un número interesante de mujeres ha podido desvincular sexo y amor y ha sido capaz de retirarse de la escena erótica luego de entregarse a un sexo placentero, sin mirar atrás e integrando positivamente esta experiencia a su vida. Otras, muy por el contrario, en el proceso de establecer un “justo equilibrio”, se han obligado a estar en el otro extremo, incluso con el costo de pasar a llevar sus propios valores sexuales.
Hay matices, sin embargo, en el que se encuentra lo que la comunidad femenina ha llamad el “amigo erótico”. El término implica la existencia de un amigo con el cual se comparten experiencias eróticas, sin compromisos ni reglas, y donde lo importante es la alianza confiable y nada amenazante donde una mujer puede entregarse al placer y la satisfacción sexual.
¿Hay alguna diferencia con la “amiguita” del hombre? A mi juicio sí: la diferencia principal reside en la existencia de un vínculo de calidad con el amigo erótico, una relación de carácter afectivo, que la clásica figura de la amiguita del hombre no posee. Y eso puede jugar en nuestra contra. Porque en este camino de liberación sexual femenina, el amigo erótico brinda a las mujeres un contexto en el cual AUN EXISTE un significado amoroso y relacional a la base, pero que negamos, jugando a como si no lo hubiera.
Dicho de otra forma, para muchas es muy difícil tener una actividad sexual con otro por puro placer. Queremos creer que podemos y en ese escenario podemos pasarlo mal. A mi juicio, el amigo erótico es, en muchos casos, un engaño, en el sentido que no constituye un amante con el cual solo se tiene sexo; con el amigo hay un vínculo, hay conversación íntima, incluso puede haber cotidiano. Muchas mujeres que se dicen liberales depositan expectativas de tipo amoroso en este tipo de juego vincular, quedando igualmente heridas como si fuesen las más conservadoras de la comunidad femenina.
¿Dónde quiero llegar? Quiero decir que en el tema sexual también existe la moda y que, como en otras esferas, la moda también incomoda. Debemos preguntarnos si tenemos piel para un encuentro casual, si nuestro sistema de valores sexuales y nuestra forma de significar el sexo, aceptan la práctica sexual solo por placer y sin vínculo afectivo de ningún tipo antes de jugar el juego de tal forma de no salir mal heridas de la experiencia. Y aunque no lo crean, muchos hombres hoy se hacen la misma pregunta y he escuchado a varios decir que el sexo por sexo poco les interesa e incluso, les daña.
Por eso es importante recordar que en el ámbito sexual solo será gozoso y grato aquello que tenga que ver contigo, que aporte a tu congruencia como persona y como amante.