Me sumergí en un mundo con una ética paralela, está a un sólo “clic” de todos los cibernautas y acceder a ese contenido es absolutamente legal en nuestro país.
Por: Leonardo Matamala V.
La “Apología de la Pederastia” ha sido entendida como la defensa pública de las relaciones sexuales entre adultos y menores. Hay variantes muy academicistas del concepto, pero para este investigador, todas tienden a lo mismo, a validar actos que son delito en la mayoría de los países de occidente.
El Código Penal Chileno, en referencia a la pederastia, tipifica como delito: “el acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal a una persona menor de catorce años, aun cuando no exista fuerza, intimidación o incapacidad de la víctima para defenderse.”Además de otras conductas idénticas o similares, con mayores de catorce años (estupro) y la prostitución infantil.
Internacionalmente hablando, la doctrina jurídica llega a cierta unanimidad en referencia a que las conductas tipificadas son aquellas relacionadas con la pederastia, es decir, con el abuso sexual de menores, independiente de si se da o no el “acceso carnal”, lo que ha dado espacio a otras discusiones jurídicas en cada país.
La pedofilia en cambio, entendida como un trastorno psiquiátrico por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, no es un delito en sí. El deseo u atracción sexual de un adulto hacia un menor de edad, no está tipificado.
En Español claro, el pedófilo no se convierte en un problema para la sociedad, que deba resolverse por la vía Penal, mientras no cometa actos que estén explícitamente asociados a una sanción de esa naturaleza. El asunto de la pedofilia, como trastorno, sólo puede resolverse por la vía médica-psiquiátrica y los Estados deberían adoptar políticas públicas en la materia, abordándola como un problema de salud pública, estrechamente vinculada con la seguridad pública, la prevención de delitos y la protección de los menores y sus derechos.
Pero hay un asunto que, como el lector podrá advertir, escapa en forma y fondo a la línea preventiva y represiva tanto del Estado de Chile, como de la mayoría de los Estados del mundo. Es justamente lo que comencé describiendo, la apología, la exaltación y la propaganda de la pederastia (o el mostrar público favor hacia ella).
Quiero invitarlos a reflexionar conmigo sobre este asunto, quiero compartir algunos consejos para mis lectores que son padres o madres, o que tienen menores de edad bajo su cuidado. Quiero invitarlos también a unirse como activistas sociales en una causa que se le ha “escapado de la agenda” a la clase política y a los movimientos sociales, pues no figura en ningún plan gubernamental de infancia y ha pasado inadvertido a los ojos de las ONGs vinculadas a la defensa y promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Antes de que se sumerjan en este fango de información, que de seguro, ninguno de ustedes buscaría por gusto propio, tengo que advertirles que usaré casos, imágenes y comentarios reales, que pueden herir ciertas susceptibilidades. Lamentablemente, aunque no nos guste y aunque duela, esta es una realidad demasiado cercana a todos nosotros, demasiado accesible, extremadamente disponible, descaradamente a la vista. Es una burla directa en contra de los padres y madres, o de los ciudadanos en general con un mínimo sentido de la ética. Todo ocurre prácticamente frente a nuestra nariz. Y sería inmoral desviar la mirada, ignorando tal realidad o haciendo como si no existiera.
Tenemos el deber de ver y entender esta realidad, de denunciarla y de peticionar ante las autoridades políticas o quien proceda, para que no ocurra más.
Dicha esta introducción y advertencia, les presento este artículo de mi autoría, con forma de informe, tras una dedicada investigación de bastante tiempo.
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“Beauty of boys”, el ciber punto de encuentro de los pedófilos del mundo.
Niños sonriendo en traje de baño, en ropa interior, sólo un niño, dos o tres. En un sillón, en una cama, en la playa, durmiendo, jugando, etcétera. Niños inocentes circulan por la red para ser contemplados por los ojos lascivos de personas que padecen el trastorno psiquiátrico de la pedofilia. Esta exhibición de “niños hermosos”, como son catalogados por los usuarios frecuentes de ese tipo de páginas, de seguro no saben que están publicados en un sitio que congrega pedófilos, quiero creer que sus padres tampoco lo saben. Al tener ese contenido frente a mis ojos, me pregunto: ¿De dónde salen esas imágenes? ¿Quién las toma? ¿Son robadas? Mi intriga aumenta cuando veo que las publicaciones están acompañadas de relatos donde se menciona el nombre de los menores, qué estaban haciendo al momento de ser fotografiados y se deja ver que el fotógrafo, o el publicador, conoce perfectamente al menor. ¿Serán los mismos padres los que publican? Pero, ¿qué clase de padre o madre, ofrece públicamente a sus hijos para ser el objeto sexual de turno de un grupo de adultos, en su mayoría de sexo masculino?
No logro entenderlo, algo no calza y sigue sin calzar. Pero lo que sí calza con el juicio que hago frente a este material, es la serie de denuncias que la página en cuestión tiene. Es constantemente rastreada por la policía Europea y sacada de circulación. Y esta información la corroboran los mismos editores del sitio web.
De todas formas, cada vez que han sido bloqueados, reaparecen en otro dominio y con otro servidor, explicando que fueron bloqueados por la policía y jactándose de estar nuevamente disponibles para sus fieles lectores. Los editores, además, proporcionan constantemente una serie de consejos de seguridad para sus lectores, eso sí, instando a que se tenga presente el hecho de que, el contenido de la página, no es ilegal en prácticamente todos los países. Es una forma de decirle a sus seguidores que disfruten tranquilamente del contenido del website.
Desafortunadamente, uno de esos países donde “Beauty of Boys” es una página con material absolutamente legal, es Chile.
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El deshonesto material en cuestión
Estos niños no tienen culpa alguna, es la finalidad de las publicaciones la que no puede ser catalogada sino de absolutamente deshonesta y de consecuencia, reprochable, penal o socialmente según sea el caso.
Dos niños recostados en la playa, para el común de los mortales, no puede ser interpretado sino como un acto inocente de diversión y esparcimiento sano. Pero para un usuario de “Beauty of Boys” es algo demasiado hermoso y atractivo, que despierta sus deseos eróticos o sexuales, al extremo que publica sin ningún pudor: “Sueño con estar en la playa con ellos”. (Traducción literal).
Esta fotografía con los dos niños recostados al borde del agua en la playa, está acompañada de unas cinco fotografías más, los chicos están en “sunga”. Naturalmente, decidí no acompañarlas aquí para no dar más publicidad a las atrocidades de “Beauty of Boys”.
Este material es apología de la pederastia, porque además de promocionar a los niños como un objeto sexual, con fotografías y relatos que convierten a la página ya citada en una especie de revista “Playboy para pedófilos”, genera un espacio para que los pedófilos manifiesten sin ningún pudor, bajo nicknames falsos, su “amor por los niños”. Además, es una plataforma ideal para que estas personas que se autodefinen como “amantes de los niños” intercambien experiencias, fotografías y algún otro tipo de material. Evidentemente, además de ser una especie de ciber revista de “soft porn” para pedófilos, es una ciber escuela para el abusador de menores, instando sin mucho disimulo al abuso sexual de menores de edad.
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¿Y qué hay del contenido no gráficos para adultos?
A poco andar, mientras seguía revisando comentarios y fotografías en la ya mencionada y cuestionada página, tratando de entender la mente de quienes la frecuentan y tratando de encontrar mayores indicios sobre sus identidades, nacionalidades, edades y otras informaciones, me encontré con el “mercado del relato”.
Digo que es un mercado, porque quienes mantienen esas páginas web, perciben ingresos por concepto de publicidad de google o de empresas que pagan por un espacio de publicidad. Son páginas muy concurridas, con fieles lectores. Muchos de ellos se animan a comentar los relatos y también se contactan entre sí para los mismos fines que los lectores de “Beauty of Boys”.
En otras palabras, los administradores o dueños de sitios webs como “Sexo sin tabúes”, perciben ingresos diarios gracias al “aporte” de sus miembros en relatos e historias de sexo, reales o ficticias. La página tiene relatos en varias categorías, incluyendo el incesto. Sin tener una categoría específica para los relatos sobre sexo con menores, aparecen con frecuencia, mayormente en la sección de “relatos gays” y son las publicaciones más leídas, con mayor cantidad de comentarios y con más lectores recurrentes.
En la pestaña “incesto”, generalmente se relatan historias de relaciones heterosexuales, entre padre e hija, o madre e hijo, todos adultos. Al respecto, aunque nos parezca repugnante la idea, no habría problema. No hay menores de por medio. Es en la sección de relatos sobre relaciones homosexuales donde se publican prácticamente todos los días diversos relatos sobre violaciones sexuales contra menores o peor aún, en el delirio del pederasta, sobre el supuesto “amor mutuo” entre abusador y abusado.
Generalmente afirman que los menores dieron su consentimiento y que les gustaba tener relaciones sexuales con adultos. No sólo hay relatos de sexo entre un sólo adulto y un sólo niño, también se relatan orgías, fiestas sexuales, etcétera. Contenido totalmente vomitivo, que podría herir la sensibilidad de cualquier persona.
La página web en cuestión, indica que no se hace responsable del contenido que sus “colaboradores” publican. Sin embargo, como ya mencioné antes, no tienen problema alguno en percibir ingresos por el éxito de estos relatos. Y si bien, algunos “colaboradores” aclaran que sus publicaciones son fruto de su imaginación y que se trataría de relatos ficticios, otros aseguran que los hechos, nombres y lugares que se mencionan son absolutamente reales, agradecen a sus fieles lectores y se mantienen en contacto con ellos, jactándose de compartir “material y vivencias”, sin límites idiomáticos, culturales o de cualquier otra clase, gracias a la internet.
Les comparto a continuación un extracto de uno de estos relatos. Su autor afirma haber sido contactado por un padre Chileno que mantenía relaciones sexuales con su hijo menor de edad. Tras mantenerse en un contacto virtual, el padre del menor lo invita a participar de un encuentro sexual con su hijo. El relato es demasiado fuerte, las posibilidades de que sea real es tan alta como de que no lo sea y de todas formas, es apología de la pederastia, porque aquí se hace alusión directa a cómo abusar sexualmente de un menor.
Esto es apología de la pederastia en su máxima expresión, un adulto está dando una verdadera cátedra de cómo abusar de un niño. Lamentablemente, este contenido está a un solo clic de todos nosotros y es absolutamente legal en Chile. ¿Logran entender ahora que mi preocupación es totalmente legítima?
Como ese relato, hay un centenar de otros en la página “Sexo sin tabúes”, sitio que al parecer, se ha tomado lo de “sin tabúes”, al extremo de darle espacio a publicaciones que fomentan prácticas muy lejanas a lo que podríamos considerar una afectividad y sexualidad responsables y saludables, exclusivamente entre adultos. Perciben dinero por satisfacer las fantasías de personas con trastornos psiquiátricos, sirven como plataforma para el “orgullo pedófilo”, como un espacio para que los abusadores de menores se conozcan entre sí e intercambien material e información y se han convertido en un aula virtual de apología de la pederastia.
Tristemente, el material de “Beauty of boys” y “Sexo sin tabúes” pasa desapercibido frente a los ojos de la clase política y otras organizaciones vinculadas a la temática de infancia y sus derechos. Como siempre; la ley, el Derecho y las políticas públicas, en Chile, llegan tarde.
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El combate contra la “cultura” de la pedofilia, pederastia y todas sus conductas asociadas.
Todos escuchamos la canción del grupo “Los Tetas”, donde se relata el deseo sexual de un hombre mayor de edad, por una menor de edad.
Como esta canción, hay muchas otras que podrían ingresar fácilmente a un ranking de las canciones más pedófilas de la historia. Algunos se ríen de sus letras, otros en cambio, sin afán de ser graves, creemos que esto favorece una cultura del abuso sexual de menores, relativiza el asunto y deja en el subconsciente colectivo que es normal sentir deseo sexual por un o una menor de edad y que no importa lo que indica la ley, los psicólogos infantiles, los psiquiatras y otros profesionales sobre el consentimiento sexual.
He visto, con bastante pesar, que algunos caen en el completo absurdo y tal como los pedófilos, parecen creer que los niños y niñas pueden consentir una relación sexual con un adulto.
¿Nunca han escuchado defenderse a un pedófilo en un juicio de connotación pública? ¿Qué es lo que dicen? ¡Afirman que aman al menor! Dicen que es mutuo, que el menor también quería o que el menor los sedujo.
Lamentablemente, gracias a la cultura de la pederastia, alimentada por canciones, películas, libros, relatos eróticos y páginas webs, la sociedad ha caído en un relativismo ético alarmante frente al tema.
La apología de la pederastia es lo que es, no puede esconderse detrás de la libertad de expresión ni disfrazarse de arte. Debemos entender que estamos frente a un asunto extremadamente delicado y que no podemos adoptar otra actitud que no sea la de tolerancia cero.
La cultura de la pederastia que estoy denunciando, la vemos también en otras plataformas pornográficas internacionales como la famosa “Redtube”. En sus buscadores, basta escribir: “menor”, “colegiala”, “baby”, etcétera, para encontrar videos de menores teniendo relaciones sexuales. No estoy hablando de actrices que se hacen pasar por niñas, sino de videos amateur grabados en salones de clase, duchas de colegios o en casas, donde los protagonistas son evidentemente menores de edad. (*) Otra vez, el material está ahí, a un “clic” de todos nosotros.
Hace un tiempo se popularizó (lamentablemente) un video de una menor de edad llamada “Fifi”. En poco tiempo tuvo miles de reproducciones y aunque la Policía de Investigaciones logró retirarlo de varios sitios de internet, cada cierto tiempo reaparece. Quienes lo publican no son rastreados ni van a la cárcel. Otra vez triunfa la cultura de la pederastia, su apología y el relativismo ético entorno al tema.
A mí me llamó poderosamente la atención, para mal, la cantidad de personas conocidas, gente joven y universitaria, que no sólo se dio el gusto de reproducir el video de “La Fifi”, además lo compartió. Fue decepcionante y de hecho, publiqué en mi muro de Facebook recordándoles que reproducir ese material, almacenarlo y compartirlo, es un delito y que me parecía repulsiva la forma en que muchos estaban actuando, olvidándose de que tienen hermanas y primas menores de edad, o de que un día serán padres y que, de seguro, no les gustaría que un video sexual de ninguna de sus hijas circulara por internet, a un “clic” de distancia de los ojos morbosos del mundo entero.
Con situaciones como esa, se hace irrefutable mi denuncia contra la existencia de una cultura de la pederastia. Esa cultura existe, está profundamente arraigada en el subconsciente colectivo Chileno y sólo podemos vencerla con educación y prevención.
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El sistema penal puede contener el fenómeno
Es verdad, la apología de la pederastia no es un delito que se encuentre tipificado en la mayoría de los Estados del mundo. No obstante lo anterior, podemos reconocer que hay legislaciones más avanzadas que otras en materia de pederastia, pedofilia, pornografía infantil y otros asuntos relacionados (conductas) a estos flagelos sociales.
Sin embargo, la inexistencia de ciertos tipos penales en los ordenamientos jurídicos del mundo, no libera a Chile de la responsabilidad de legislar en la materia.
Recordemos que Chile, bajo el mandato de Don Patricio Aylwin Azócar, suscribió la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 20 de Noviembre de 1989, en cuyo texto leemos: “Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas.” (Art. 3 N°2)
En otras palabras, el Estado Chileno se ha obligado a legislar sobre la protección de los menores de edad, lo cual demanda una agenda constante y actualizada de infancia, en aras de obtener las mejores políticas públicas en la materia.
Los Estados que tienen una legislación más actualizada y completa para combatir la pederastia y han identificado en la apología un factor determinante en el número de delitos asociados a la pederastia y su respectiva reincidencia, si bien, no logran eliminar el flagelo, la experiencia indica que pueden controlarlo.
El control, preventivo y represivo de los delitos es una responsabilidad ineludible de un Estado de Derecho, especialmente de los que han suscrito al pacto de infancia ya citado.
La efectividad y factibilidad de las medidas, obviamente quedan a criterio de las autoridades de cada país, lo importante es que esas medidas se estén estudiando constantemente, porque están obligados por un pacto internacional a hacerlo y es un deber que deben cumplir, incurriendo en una violación de DD.HH si no lo hacen.
Chile podría y debería dar un ejemplo en esta materia.
Es tanto el material de apología y son tantas las formas de pornografía infantil que se le han escapado al legislador, que lamentablemente, vivimos en un país que es un paraíso para el pederasta promedio.
Luego de la discreta prueba que ante ustedes he rendido, existiendo mucha evidencia más, habiendo dejado de lado otros contenidos, como el porno hentai por ejemplo. ¿Logran comprender las razones de mi preocupación? El Sistema Penal puede y debe contener una realidad tan dolorosa como el abuso sexual infantil, tipificando más conductas como delito, evitando el azar, el vacío y las leyes penales en blanco.
Estos asuntos tan delicados requieren precisión y exigen del legislador un trabajo muy acucioso. En el caso Chileno, requiere además de una reforma integral en materia de infancia, que incluya nuevas y más efectivas formas de asegurar a los niños el ejercicio de sus derechos, como también, de la consagración de una nueva orgánica de la infancia.
No nos engañemos, SENAME no está interesado en estos asuntos y definitivamente, no estaría a la altura moral de solucionarlos. Estamos hablando de una institución encargada de menores, en cuyo seno se comete también abuso sexual.
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Un llamado a los padres
Sabemos que es muy improbable que curemos a todos los que sufren un trastorno psiquiátrico, o poner tras las rejas a todos los que cometen actos delictuales. De todas formas, el Estado debe velar por los niños, niñas y adolescentes, adoptando todas las medidas legislativas y administrativas que sean necesarias.
El Estado debe atender con diligencia (la que no ha tenido hasta ahora) el control de este problema de seguridad pública y de Derechos Humanos (*), tanto en su aspecto preventivo como represivo.
Preventivo, con énfasis en la educación en escuelas, a padres e hijos, por una parte y también, teniendo en vista una nueva política de salud mental pública, que contemple un tratamiento adecuado para las personas que sufran de esta clase de trastornos psiquiátricos o sexuales.
Represivo, tipificando todas las conductas asociadas a la pederastia como delito, como corresponde y perfeccionando a las unidades policiales encargadas de hacer cumplir, en lo práctico, lo que manda la ley o lo que determinan los tribunales de la República.
Este asunto se torna en una cuestión de Derechos Humanos cuando un menor, acreedor de ciertos derechos que el Estado le debe reconocer, proporcionar o facilitar, como la seguridad por ejemplo, sufre una vulneración de derechos. Es el Estado quien no cumplió con su obligación, de consecuencia, es el Estado mismo el que ha vulnerado el o los derechos de ese menor.
Un padre o madre, o los dos, presentes e informados, con la suficiente orientación de los profesionales expertos en infancia y eventualmente, en caso de ser necesario, con la asistencia de un abogado, son los mejores “guardianes” de la seguridad de sus hijos y obviamente, son los primeros llamados a reclamar por cualquier vulneración que se cometa en contra de ellos y sus derechos.
Cuando el padre, madre o los padres no están, cualquier adulto responsable que tenga menores a su cuidado, también debe saber que, si está informado y sigue ciertos consejos, estará librando (literalmente) a un menor o a varios menores a su cargo de las manos de los pederastas y sus redes.
Consejos prácticos
La experiencia que adquirí tras esta investigación, que fue mucho más extensa de lo que he intentado resumir en este artículo, me ha llevado a compartir con ustedes algunos consejos.
Básicamente, quiero que sepan qué cosas no deben hacer si quieren preservar a salvo a sus hijos, su privacidad y derecho a estar seguros, no ser acosados, intimidados ni usados como objeto sexual. El peligro es real y es necesario tomar ciertas medidas básicas de seguridad:
1. No tomar fotografías de sus hijos o los menores a su cargo en ropa interior, o sin ropa: Tal vez las quieras para ti, te cause gracia o estés siguiendo una tradición familiar. Pero ten cuidado, tus gustos o caprichos personales no pueden estar por sobre el bienestar de tu(s) hijo(s). Esas fotografías se podrían filtrar. No hay necesidad de tomarlas, no lo hagas.
2. No autorices a ningún tercero ajeno a tu familia a que fotografíe a tu(s) hijo(s): Para estos efectos, tu familia eres tú, tu hijo y tu cónyuge o pareja, nadie más. Otros “parientes” podrían no ser confiables en lo absoluto. Recuerda que muchos abusos sexuales de menores se cometen dentro del seno de la parentela, favorecidos por el exceso de confianza de los padres en parientes cercanos o no. Nada de esto ocurrirá si delimitas correctamente tú espacio del de tu parentela.
3. Si contratas los servicios profesionales de un fotógrafo, exígele que no guarde copia de las fotos que tomó y asegúrate de que efectivamente cumpla con esto.
4. Evita publicar fotografías o videos de tus hijos menores de edad en las redes sociales: Estas plataformas son altamente vulnerables para robar este tipo de fotografías.
5. Mantén la confianza y buena comunicación con tu hijo: Conversando, tu hijo/a te contará qué hizo en el día, quiénes se le acercaron y qué le han dicho. Tienes que esforzarte por estar al tanto de cómo se relaciona con los adultos que lo rodean. Debe saber los límites del contacto físico, qué comentarios son inapropiados, qué es el acoso y abuso sexual, etcétera. El cómo decírselo dependerá de la edad, lo más seguro es que consultes con un psicólogo experto en infancia.
6. Para las convenciones internacionales, la ley Chilena y los expertos, el niño es todo ser humano menor de 18 años, independiente de las otras clasificaciones academicistas que contemplan las categorías de púberes y adolescentes. Debes entender que, en cualquier caso, tu hijo/a que no ha alcanzado la mayoría de edad, es un niño. No porque tenga 16 o 17 años será innecesario aconsejar y educar sobre este tema.
7. Cuando, por cosas de la vida, te encuentres con material como el que he denunciado aquí, busca la forma de denunciarlo: Si es un blog de google, repórtalo. En Facebook, Twitter y otras redes sociales también se puede reportar el contenido online. Cuando estemos en presencia de desnudos totales, o videos pornográficos infantiles, no debemos dudar en ir a la policía. De esa forma estaremos contribuyendo al combate en contra de la pederastia y todos sus delitos asociados.
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Propuestas con visión de política pública
Este es un asunto de crianza, claro está, el hogar tiene un rol preponderante en la educación y prevención. Pero también es un tema de política pública, por las razones que ya expliqué anteriormente sobre las obligaciones del Estado Chileno en materia de infancia. Y porque no todos los niños, niñas y adolescentes, tienen padres.
¿Qué podemos hacer frente a estas macabras situaciones? Primero que todo, asumir que existen, que son reales y que son absolutamente inaceptables. ¿Qué clase de país es ese que permite que ronden libremente por la web toda clase de “manuales de violación”?
Luego de asumir, reconocer que es un asunto de política pública y que existe una enorme deuda en la materia, que estas situaciones solamente se pueden sanear haciendo agenda política, legislando y creando programas de educación. Medidas que deben ser impulsadas desde el sector público, para su esmerada aplicación tanto en el sector público como en el sector privado y en toda la sociedad civil.
Inevitablemente, al entender el punto anterior y ver el actual estado de las cosas, sentiremos la necesidad de peticionar, a quien proceda: autoridades del SENAME, Ministerio Público, Policías, Diputados y Senadores, Presidente de la República, etcétera.
¿Qué vamos a peticionar?
En primer lugar, la tipificación del delito de apología de la pederastia y de todas las demás conductas asociadas al abuso sexual de menores, que como el lector ya pudo advertir, escapan de la legislación Chilena vigente. Para ejercer nuestro derecho de petición, quisiera invitar a todos mis lectores y lectoras, para que se mantengan atentos a mi sitio web. En breve, les presentaremos una propuesta para manifestar nuestras legítimas preocupaciones al poder político y demás autoridades que corresponda. Será muy importante y significativo contar con el apoyo de ustedes.
¿Qué conductas se deberían tipificar?
Lo más sensato, es partir ampliando lo que ya tenemos. Elart. 366 del Código Penal, quáter y quinquies, que sanciona las “acciones de connotación sexual” con menores de edad para “procurar su excitación sexual o la excitación sexual de otro” y la producción de material pornográfico infantil, respectivamente, debería además tipificar la producción de material que se deba tener considerado como “apología de la pederastia”, es decir, todo aquel material que contenga una defensa del abuso de menores y una incitación a cometer estos delitos. Las palabras del tipo penal ya existente, del Art. 366 quáter del Código Penal, que castiga conductas que no implican “acceso carnal” pero que implican el uso de menores para la “excitación sexual” de un adulto, deben entenderse en su sentido más amplio. Las fotografías “inocentes” de páginas como “Beauty of boys”, encajan perfectamente en el sentido de la sanción penal que consagra la norma, sus lectores efectivamente buscan y encuentran en ellas la excitación sexual, lo mismo sucede con los relatos, el género pornográfico hentai y otro tipo de material, que aún si no utilizan menores reales, de carne y hueso, o se argumenta que son obras de fantasía, ficticias y trabajos literarios o artísticos, están incitando a cometer un delito y tienen como finalidad producir excitación sexual en el lector adulto, particularmente, entre un grupo determinado de adultos, los pedófilos.
Tipificar con base en el tipo ya existente, es un asunto meramente formal, considerando que NO existe condena sin tipo penal. Pero en el fondo, en lo sustancial, podríamos considerar ambas sanciones como concordantes, de la misma naturaleza y que persiguen el mismo fin.
El legislador no tendría mayores problemas en producir esta simple ampliación, especificación o agregación, como se le prefiera llamar.
Adicionalmente, en lo que refiere exclusivamente a la apología de la pederastia, el legislador debe contemplar con urgencia la tipificación de cualquier conducta que exalte, defienda, incite, enseñe o divulgue la pederastia, por cualquier medio, sea o no masivo, sea o no público.
Esto tampoco supone una dificultad para el legislador, debido a que en nuestro país, la apología aparece en nuestro ordenamiento jurídico como un delito, por ejemplo, en referencia al terrorismo.
Conclusiones:
El Estado Chileno tiene una deuda enorme en materia de infancia, los casos de vulneración de Derechos de los niños, niñas y adolescentes en organismos públicos como el SENAME y la precaria agenda pública de infancia en todos los gobiernos desde el retorno a la democracia, dejan en evidencia que Chile es un Estado infractor en la materia, toda vez que, estando obligado a proteger a los menores, no ha sido diligente en adoptar las medidas legislativas y administrativas que la Convención sobre los Derechos del Niño, que ha ratificado, le impone.
Ante esta situación, los ciudadanos estamos asistidos por el derecho constitucional de petición, consagrado en el Art. 19 N° 14, sobre todo, al ser este un asunto de interés público y de seguridad pública.
Podemos organizarnos y manifestar nuestras legítimas preocupaciones, podemos exigir que el asunto de la apología de la pederastia se incluya y considere en las políticas públicas como un problema real y una potencial amenaza para los niños, niñas y adolescentes Chilenos.
Si las autoridades políticas competentes para abordar estos asuntos, tienen la suficiente voluntad para atender con diligencia este problema y dirigir los cambios que sean necesarios, en el ámbito legislativo y administrativo, para convertir a nuestro país en un lugar seguro para los menores de edad, podríamos dar un ejemplo mundial en la materia.
Sólo falta un grupo de ciudadanos organizados e informados, que no utilicen a los niños como un arma política, como lo hacen algunos ultraconservadores ignorantes, sino que tengan una preocupación real por la protección de los menores y un compromiso total con el combate contra la pederastia.
Un grupo de ciudadanos que peticione y que le recuerde de continuo a las autoridades que son responsables de la seguridad y protección de los menores, que hay falencias en la orgánica de menores del Estado Chileno y que el legislador está ignorando nuevas realidades y modalidades, que se han convertido en potenciales amenazas para los niños, niñas y adolescentes Chilenos y que podrían conducir a Chile a ser un paraíso para los pederastas, lo cual está muy lejos de la imagen que nos gustaría conservar ante la sociedad internacional y ante nuestros propios hijos.
He puesto en conocimiento de mis lectores esta preocupante situación, espero que el asombro y la molestia nos conduzcan a la acción. Todos los ciudadanos tenemos una responsabilidad con los niños, niñas y adolescentes de nuestro país, espero estemos a la altura de cumplir con esta responsabilidad.
PD: En un siguiente envío, junto al equipo de mi sitio web, tendremos una propuesta para ejercer nuestro derecho de petición. Por favor, difundan esta información. Los interesados en colaborar, quienes deseen aportar comentarios o sugerencias sobre este artículo y en general, quien desee contactarnos, puede hacerlo directamente al correo: contacto@leonardomatamala.com
leer segunda parte https://www.sentirsebella.cl/nido-apologia-de-la-pederastia-ii-otro-asunto-pendiente-del-estado-chileno/
FUENTE http://chilecontingente.blogspot.com/2019/02/apologia-de-la-pederastia-otro-asunto.html?m=1