Ante los veloces avances de la tecnología y el uso de diferentes dispositivos electrónicos por los niños, surgen cuestionamientos en los padres sobre el correcto uso de estos. Una lectura entretenida por las noches puede ser un medio eficaz para el desarrollo de los niños en diferentes áreas.
La tecnología llegó para quedarse, nos brinda múltiples posibilidades que antes no teníamos, está presente en diferentes áreas y, en nuestro día a día, hacemos uso de ella de formas variadas, en particular en el área del ocio y las comunicaciones. Estudios indican que en Chile los niños superan las 14 horas semanales frente a pantallas, límite considerado nocivo según la Asociación Americana de Pediatría, sumado a que en la mayoría de estos casos, la exposición a estas es en momentos previos a dormir.
Actualmente, no es extraño que muchos niños pasen varios minutos del día frente a dispositivos electrónicos, es por esto que para los padres, la tecnología se ha vuelto todo un tema a tratar. Wladimir Chamorro, subdirector académico de Ziemax, editorial enfocada en el desarrollo del pensamiento, análisis crítico y el desarrollo de la comprensión lectora, comenta que un uso mediado y guiado de los dispositivos tecnológicos actuales, será siempre más efectivo que la restricción de estos aparatos.
La perspectiva se enfoca más en conocer y aprovechar las ventajas que nos ofrece la tecnología que en restringirla, por esto es “fundamental complementar el uso de dispositivos con experiencias tradicionales, que permitan a los menores interactuar y desarrollar habilidades sociales que el uso de aparatos electrónicos hasta ahora, no es capaz de imitar”, agrega Chamorro.
En ese sentido, una de las experiencias tradicionales que los padres deberían de retomar y tratar de inculcar en sus hijos, es el de la lectura previa al descanso nocturno. Chamorro señala que existen muchos beneficios relacionados a esto. “La lectura antes de dormir fomenta la imaginación y vinculación afectiva con los padres”, agregando que “recientemente han aparecido estudios como el de Northem Illinois University donde descubrieron que este hábito potencia habilidades cognitivas como el uso del vocabulario, conocimiento general y comprensión, las que se presentan más elevadas que en menores que no tienen el hábito”.
La edad para generar esta costumbre parte desde antes que los niños aprendan a leer, de hecho los menores de 5 años no son lectores. Entonces aquí el papel de los padres es fundamental, cuenta el subdirector académico de Ziemax. “La lectura debe de estar mediada idealmente por un hábil lector por medio del relato, hacer una selección de lecturas para comenzar un habito sólido, el que debe estar basado primero en el contexto del menor, para facilitar la comprensión de los mismos y aumentar el interés en la práctica. Las temáticas pueden ser variadas, sin embargo para comenzar a explorar las fabulas o relatos con alusiones directas a emociones o valores, dispondrán al menor a identificarse y significar la lectura”, asegura.
Complementando lo anterior, hoy la literatura infantil vive un periodo de desarrollo en cuanto a generación y producción de contenido. Según datos de la Cámara Chilena del Libro, entre el 2010 y 2018 esta categoría registró el 9,5% de la totalidad de títulos registrados y un 11,6% con respecto al año anterior, lo cual no da una amplia y variada gama de posibilidades en el momento de la elección de lecturas pensadas en los más pequeños.
Finalmente, a todo lo ya señalado, Chamorro complementa que según los estudios publicados en la Revista Avances en Psicología Latinoamericana “la conciencia, la fonología y el aumento del vocabulario, son elementos que van preparando el camino para una óptima comprensión lectora y adquisición de este hábito”.