Hace unos días conocí a Seant, un haitiano que había llegado hace solo un par de semanas a Chile. Me tocó verlo con una compañera de la pega en un supermercado, esperando que la cajera se desocupara para acercarse a preguntarle por trabajo. No sabía español, absolutamente nada. Con suerte un par de palabras, “Hola”, “Trabajo”, “Peñalolén” (comuna donde vivía). Con una postura terrible tímida, lo único que alcanza a decirle es “trabajo”, mostrándole el pasaporte. La cajera le hace unas señas al guardia para que sea atendido por el encargado (Claramente esa weá no iba a pasar). Con mi compañera no le quitamos la vista, seguimos pendientes mientras terminábamos de comprar. La conversación entre el guardia y el haitiano era terrible inútil. El primero no hallaba cómo explicarle que tenía que venir con curriculum y el segundo no sabía de qué chucha le estaban hablando (insisto, no sabía nada de español… chileno, menos). Como la conversa no fluía, el guardia lo despacha y Seant se queda afuera mirando su pasaporte un buen rato. Con mi compañera ya nos íbamos. Pero coincidimos en que ese acto significaba hacer vista gorda. Nos acercamos a él e improvisamos un francés-chilensis-creole. Alguna weá había que hacer. Decidimos llevarlo a nuestro trabajo y ayudarle a redactar un curriculum. A punta de google traductor, logramos entender y escribir sus antecedentes. El loco era profe y voluntario de la cruz roja, con un par de certificados de esta última. Tardamos un poco más de una hora y le imprimimos ocho copias. Lo que más recuerdo fue la expresión en su rostro. Terrible emocionado y agradecido. Guardó sus papeles en su mochila y nos despedimos como con cinco abrazos.
Es super sencillo hacer la vista gorda en casos así. Cuesta caleta romper con el modo automático (individualista, desclasado, llámalo como querai) que nos impide ponernos en el lugar del otro (como cuando presenciai un asalto frente a tus narices), sobre todo con un extranjero. Pero cuando cachai que la xenofobia es una realidad latente y que un sector importante adopta una posición clara de discriminación, habiendo cada vez más episodios como el de la vieja loca de la farmacia o el weón que justificó una puñalada a un inmigrante en plena pega, tení que hacerte cargo. Como te nazca, como podai. De lo que se trata es de acoger, de recibir.
Lo último que leyó del google traductor fue “Bonne chance et bienvenue au Chili”. Le brillaron los ojos. <3
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