En muchas ocasiones, luego de un encuentro sexual, nos quedamos con una sensación extraña a pesar de haber tenido una experiencia sexual “productiva”. Es algo así como haber “practicado una buena performance” pero sin un buen despertar… “¿Para qué tuve sexo anoche?” podría ser la pregunta que resume lo que quiero analizar.
Algunos encuentros dejan una nota de sinsabor. Quizás por el hecho de haber depositado en la experiencia sexual alguna expectativa afectiva, que no siempre se consigue. Entonces vale la pena preguntarse qué buscamos con la experiencia sexual. Algunos y algunas buscarán una buena dosis de sexo, otros quizás una actividad sexual íntima. En cualquier caso, y para evitar sensaciones incómodas post-encuentro, resulta necesario saber el para qué del tipo de sexo que se busca.
La intimidad implica sentirnos “cómodos” y “seguros” con la presencia física de otro. Intimar es entregar y estar dispuestos a recibir. Somos emocionalmente íntimos cuando confiamos en alguien lo suficiente como para ser lo que realmente somos, sintiéndonos a gusto con lo que somos y estando dispuestos a exponernos al otro. La intimidad puede ser vivida desde diferentes ámbitos, uno de los cuales es el encuentro íntimo, pero también podemos intimar con alguien sin tocarnos ni un dedo. La intimidad en el encuentro sexual le brinda a éste un contexto de seguridad, donde deseos y sensaciones pueden ser exhibidos sin mayores barreras.
Tener sexo, en cambio, parece remitir más a la funcionalidad de la experiencia sexual. En este contexto, la actividad sexual se despliega como acciones y reacciones que buscan “hacer funcionar”, “prender el motor”, exacerbar resultados, conseguir metas. En este tipo de actos la intimidad no hace falta -ni la física ni la emocional- pues en general se orientan a satisfacer un objetivo individual, no relacional. Este tipo de actividad sexual apunta al placer físico, que puede ser muy divertido, asombroso y placentero.
La intimidad usualmente mejora el sexo físico, permitiendo que la relación y la interacción sean los protagonistas. Sin embargo, también es cierto que un encuentro íntimo no asegura placer desbordante, ni siquiera garantiza una buena experiencia excitatoria u orgásmica.
Conclusión: tenga claro lo que busca cuando sostenga un encuentro sexual. Algunas veces el sexo por sí solo bastará, tal vez, en otras ocasiones, queramos privilegiar la intimidad. Tenga en consideración, eso sí, que un encuentro sexual íntimo hace más probable que después se desee tomar desayuno acompañado.