Psicología

LIDERANDO AL JEFE

La Universidad de Florida, planteó el 2007, que el 40% de los empleados refirió trabajar para un “mal jefe”, siendo las principales razones que:  

  • No cumplía sus promesas
  • No reconocían el trabajo en forma oportuna
  • No tomaban en consideración a sus trabajadores
  • Hacían comentarios negativos acerca de ellos, a otras personas
  • Invadían la privacidad
  • Culpaban a otros para cubrir sus propios errores o minimizar deficiencias

Y siendo honestos, ¿quién no se ha topado con un jefe así?

Si bien, la relación con un jefe es asimétrica, existiendo una jerarquía; siempre tenemos opciones para enfrentar las situaciones que nos agobian de dicha relación. Y cada vez que decidimos seguir un camino u otro, debemos ser conscientes que es una decisión que estamos tomando.

Si hay algo que me incomoda, entonces ¿qué puedo hacer? Mínimamente aparecen 2 opciones, entre muchas más que cada uno tiene a la mano.

Una es entregarnos a la acumulación de malestar, la transcripción oculta entre pasillos, y a somatizar todo ese estrés llenándonos de impotencia. Dejando nuestro bienestar en las manos del jefe, con la esperanza que se apiade de nosotros, y vele por nuestros intereses.

Y la otra es, lisa y llanamente, liderar a nuestro jefe.

¿Qué significa Liderar al Jefe?

Cada vez que establezco relaciones humanas, soy un activo constructor de ellas, y participo con un 50% las acciones y del poder hacer cambios en la dinámica, dentro de los márgenes que ya he aceptado en mi contrato de trabajo, dicho sea de paso.

Por lo tanto, liderar a mi jefe, significa tomar mi 50% de poder y participación y gestionarlo para lograr cambios con mi jefe.

¿Y que puede impedírmelo?

Los grandes impedimentos en su mayoría vienen de mi mente, cuando posiciono como verdad creencias negativas irracionales que lo único que hacen es limitarme, tales como: “no tengo opciones”, “soy insuficiente”, “se va a enojar”, “me va a tomar mala”, entre otras.

Pero ¿qué pasa si logro enfrentar mis pensamientos, con acciones concretas?

Todas las creencias limitantes anteriores, tienen el riesgo de enredarme en una comunicación pasiva, en que me dejo pasar a llevar, o en una comunicación agresiva, cuando llega la gota que rebalsa el vaso, y que me hace explotar, puedo llegar a ser agresiva, y decir más cosas de las que quería, no dándome a entender. Porque finalmente, mi entorno se quedará con mi explosión y no con mi legítima causa. Finalmente, la tortilla se dará vuelta terminando yo haciendo méritos y actos reparatorios, para arreglar el exabrupto que me he mandado.

Entonces volviendo al tema de gestionar mi 50%, si logro comunicarle a mi jefe lo que me molesta y como me gustaría que fuese la situación, siendo proactiva y asertiva, aumentan las probabilidades de que mi retroalimentación vaya paulatinamente convirtiendo mi espacio de trabajo en un lugar agradable en que siento que aporto.

Y para ello, además de regular las emociones que mis pensamientos pueden estar generando, tengo que ordenar las ideas de lo que quiero plantear, esto es.

¿Qué me molesta?

¿Y que quiero lograr?

Para expresarlo asertivamente, te compartiré una fórmula secreta, que cuida que no caigas ni en lo agresivo ni en lo pasivo, sino en lo asertivo

En primer lugar, reconoce la parte de tu jefe, su mapa de las cosas, e incluso las emociones que puede estar sintiendo.

En segundo lugar, reconoce lo que a ti te genera, tus emociones, tu forma de ver las cosas, siendo explicito que esto tiene que ver contigo, no culpando a tu interlocutor.

Y finalmente haz la propuesta o petición, expresa claramente lo que propones.

Por ejemplo, ante el malestar de que tu jefe no se tome en serio las reuniones de trabajo o que no te retroalimente. Podrías decir algo así:

  • Entiendo que hay mucho trabajo y que vives muy ocupado, puede que sea difícil para ti que tengamos un tiempo semanal de reuniones.
  • Pero yo necesito que nos coordinemos más a menudo y saber a ciencia cierta lo que estoy haciendo bien para potenciarlo y lo que tengo que mejorar.
  • Que te parece que dejemos el tercer lunes de cada mes a las 10:00 am, para tener una reunión de 1 hora los dos, si te parece bien, de inmediato le avisamos a tu secretaria para que reserve ese espacio mensual.

No hay forma que tu jefe adivine tus necesidades, porque cada uno es tan distinto al otro, y que lo que para ti es importante, pueda que para él no lo sea, y es por eso que tu retroalimentación y proactividad lidera a tu jefe, le enseña y moldea dentro de ciertos parámetros la relación laboral.

¿Y que pasa si no hay cambio?, si no hay cambio, puedes reiterar tu mensaje siendo firme, enfático y gentil. Y si, aun así, tu jefe se cierra a hacer los cambios que te permitan trabajar confortablemente, viene la siguiente pregunta para ti. ¿Te conviene seguir trabajando ahí?, ¿qué otras opciones tienes y que harás para propiciar alguna de ellas?, en definitiva, tú siempre tienes el control de lo que aceptas, y de lo que cambias de tu vida laboral.

Partiendo por liderar tu mente, pensamientos, emociones y conductas, retomarás tu lugar como protagonista de tu desarrollo laboral.

Psicóloga Mariela Orellana

Directora de Renuevo Psicología

 

 

 

 

 

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