A esta altura del semestre, el estrés académico invade a muchos estudiantes. Una psicóloga de la Universidad del Pacífico explica como reconocer algunas señales de alerta y como hacerles frente para evitar que se desencadene.
Un domingo cualquiera… “Son las 9 de la noche y no he estudiado bien para la solemne de mañana. El sábado apenas revisé el cuaderno, porque tenía partido y después el cumpleaños de mi hermano… Si no me saco un azul voy a reprobar. Necesito concentrarme y mi mamá que me llama para que le arregle algo en el computador. Además tengo que preparar la presentación del proyecto de módulo. ¡No sé por dónde empezar!…. Y justo ahora suena el teléfono. Es mi polola que está enojada porque no nos hemos visto. Otra pelea más…”.
Si te suena familiar, es porque posiblemente estás estresado. Pero, ¿qué es el estrés? “El estrés es un conjunto de respuestas fisiológicas, psicológicas y conductuales de nuestro organismo frente a situaciones que percibimos como amenazantes. La intensidad y duración de estas respuestas depende de la interpretación que hagamos de la situación, ya que puede verse como una amenaza o como un desafío personal, y de los recursos con los que contamos”, explica la psicóloga del Departamento de Psicología de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre.
Sin embargo, el estrés no siempre es malo. “El estrés implica una serie de respuestas que pueden ser adaptativas y necesarias para enfrentar adecuadamente diversas tareas y situaciones. Es necesario cierto nivel de activación para enfrentar con éxito los desafíos académicos. Si todas las semanas estuviéramos demasiado relajados, frecuentemente dejaríamos de ir a clases porque nos da lata levantarnos”, ejemplifica la especialista.
“El tema es que el estrés se convierte en un problema cuando esta activación y conjunto de respuestas se vuelve constante o tiene una intensidad muy alta y tienes muy pocos espacios para descansar y distraerte”, aclara la psicóloga
Para detectar si efectivamente estamos estresados, Marcela Zubiaguirre enumera algunos síntomas característicos: “dolores de cabeza, de espalda y/o de estómago, cansancio, sudoración, taquicardia, aumento o disminución del apetito, irritabilidad, inquietud, insomnio, preocupaciones, problemas de memoria y concentración, dificultades para organizarse, pensamientos confusos, disminución del interés, aumento del consumo del tabaco, alcohol u otras drogas, etc.”
Anticípate
El estrés académico da algunas señales antes de desencadenarse. Por ello, la psicóloga de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre, señala que debemos poner atención a factores ambientales, interpersonales y académicos que pueden gatillar un cuadro clínico.
“Entre los factores ambientales está la falta de iluminación, ruidos molestos, desorden, espacios reducidos etc. Entre los factores interpersonales podemos nombrar peleas con compañeros, descalificaciones, falta de apoyo, enfermedad propia o de familiares, fin de una relación sentimental, problemas económicos, etc. Y como factores académicos, exámenes, presentaciones orales, falta de tiempo para estudiar, sobrecarga de trabajos, necesidad de compaginar trabajo y estudio, entre otros”, detalla.
Por lo mismo, comenta que “es importante reconocer nuestras propias señales de estrés e identificar las situaciones que nos estresan, de modo de poder anticiparnos a ellas”.
Si te sientes estresado, Marcela Zubiaguirre entrega la siguiente estrategia para afrontarlo:
- Piensa positivo y visualízate resolviendo el desafío académico (examen, presentación oral etc.)
- Organiza tu tiempo. Realiza un horario de estudio, mantén los materiales al alcance y planifica las sesiones (dedica un tiempo semanal a esto).
- Despeja tu mesa de trabajo y elimina distractores.
- Ordena los pendientes. Antes de estudiar, siéntate y anótalos. Prioriza si hay algun realmente urgente y si no lo hay, el escribirlos despejará tu mente.
- Aprende a delegar.
- Ajusta tus exigencias. No te compares con otros y céntrate en lo que tú puedes lograr paso a paso.
- Pon límites a las demandas de los demás. Desarrolla la habilidad para decir que no y permítete decir “no lo sé” o “no entiendo”.
- Expresa tus emociones a una persona de confianza o escríbelas
- Cultiva relaciones de amistad.
- Dedica un tiempo a ti mismo, con espacios para alimentarte sanamente, dormir y realizar actividades recreativas que te motiven, como leer o ir al cine.
- Practica ejercicios físicos y relajación. Realiza pausas durante el estudio.
- Parte con un pequeño cambio.