Notre Dame sin duda era un edificio emblemático, y lo seguirá siendo a pesar del fuego de hoy. En la prensa dicen que lo primero que han salvado han sido las reliquias patrimonio de la Iglesia (y no de la humanidad como nos dicen) y que ya están recibiendo donaciones millonarias para su reconstrucción. Con billetes pueden rearmar los muros y los dogmas hasta que no haya papel para hacer más. Bosques milenarios arden cada día por la inconsciencia humana y no son portada en los periódicos ni reciben donaciones millonarias para su reconstrucción, y aunque lo hicieran, no hay reconstrucción posible porque la pérdida de los pulmones verdes del mundo sí que son irreparables. En ellos habita el verdadero templo y no entre los muros humanos. En ellos pervive la verdadera Gran Madre, la que nos alimenta, nos sustenta y nos da el aire para respirar. Es en el bosque milenario con más lustros que las catedrales, donde arde la esperanza y el verdadero futuro de la humanidad.
Ada Luz Márquez