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Pastelería Ñancupil & Sanhueza: Perseverancia y sabor casero que se expande en el Sur

Pastelería Ñancupil & Sanhueza:

Perseverancia y sabor casero que se expande en el Sur

 

  • Amor, sacrificio y perseverancia están detrás del éxito de la pastelería Ñancupil & Sanhueza, cuyos fundadores pasaron de no saber hacer pan a ser un emblema de la repostería de la región del Biobío.
  • Clave ha sido el apellido de la familia, el que decidieron utilizar como marca del negocio familiar, símbolo que los hace sentir cien por ciento orgullosos de su ascendencia.

Es sabido que emprender no es fácil y se pasa por altos y bajos todo el tiempo. De eso y más conocen muy bien el matrimonio formado por Raúl Ñancupil y Jasna Sanhueza, quienes durante tres décadas han aprendido de pérdidas y oportunidades, viviendo al límite financiero, pero con la convicción de que las cosas siempre se dan a quien persevera.

Oriundos de la localidad de Huépil en la comuna de Tucapel, esta familia comenzó su emprendimiento con la creación de un minimarket en el año 2000. En esa época Raúl trabajaba como técnico eléctrico en la barraca local, al igual que casi todos los hombres de la zona.

Sin embargo, decidieron construir un local en la casa y empezaron con el negocio. Primero lo atendía Jasna, después Raúl se retiró de su trabajo para dedicarse de lleno al emprendimiento familiar.

Cuatro años más tarde, iniciaron una panadería sin siquiera saber elaborar pan. Al principio una conocida le prestó las máquinas, un vecino pastelero les enseñó y después de muchas pruebas y errores lograron sacar un producto óptimo para la venta.

“El primer día hicimos 10 kilos de pan, poco a poco empezamos a tener más pedidos y a vender más. Tiempo después comenzamos a trabajar con los colegios de Tucapel, Antuco y algunos de Los Ángeles”, recuerda Jasna.

Perseverancia es la clave

A pesar de sacar adelante el negocio y a sus hijos, las cosas se complicaron con el estallido social y luego con la pandemia, donde los colegios tuvieron que suspender las clases presenciales, situación que los obligó a reaccionar rápido para reinventarse. Estuvieron a punto de irse a la quiebra, pero unidos lograron salvar lo que habían construido por años. La nueva estrategia implicó reducir el personal y reorganizar la empresa para no cerrarla.

La familia logró empezar desde cero. Pese a las complicaciones externas, redujeron sus costos y alcanzaron cierta tranquilidad con el negocio. Fue así como el año pasado, en plena pandemia y confinamiento, apostaron todo en una nueva sucursal en Los Ángeles y nació la pastelería Ñancupil & Sanhueza.

“El esfuerzo y la perseverancia son los que terminan haciendo una gran diferencia. Hay que rodearse de personas talentosas en diferentes ámbitos y juntos construir una marca y una empresa que sobresalga. Por supuesto que si mezclamos talento y esfuerzo la combinación será superior, por ejemplo, esforzándonos podemos aprender a cocinar muy bien, sin haber tenido tanto talento, pero sin la perseverancia, aunque seamos el mejor cocinero del mundo no lograremos mucho como emprendedores”, afirma Felipe Ñancupil, hijo del matrimonio y actual socio del negocio.

 

El sello de origen

Sin duda, el apellido Ñancupil es la marca de la familia. “Es tan importante que optamos por nuestras raíces al buscar el nombre de la pastelería. Aunque Ñancupil no sea nuestra principal rama de sangre mapuche, sí tenemos ascendencia araucana, la cual nos hace sentir ciento por ciento originarios de las bellas tierras de la región del Biobío”, comenta Felipe.

Y es que el emprendimiento es una extensión de lo que son, y las personas cuando prueban sus productos pueden sentir el cariño con el que preparan cada una de sus recetas. Todos las tortas y pasteles que ofrecen son elaborados por ellos mismos y se caracterizan por estar bien preparados y con abundantes rellenos.

“No nos basamos ni en la decoración ni en la estética. No somos expertos en decoración, somos expertos en hacer cosas ricas”, añade Jasna, la talentosa pastelera.

Con más de veinte años de historia, pasaron de no saber preparar pan a ser una de las mejores panaderías y pastelerías del Biobío. Su sabor y excelencia les permitió expandirse a Los Ángeles y pronto inaugurarán una nueva sucursal en Concepción. Pero lo más importante para Felipe es que “por fin, mis papás tienen una situación económica estable. Todavía están pagando la embarrada que tenían antes, pero hoy pueden dormir tranquilos”.

 

Datos útiles:

– Dirección: Avenida San Francisco 188, Huépil; Avenida Alemania 831, local 10, Los Ángeles; pronto apertura en Concepción.

– Horario: ambos locales abiertos de lunes a domingo.

– web: www.pastelerianys.cl

– Instagram: @pasteleria_nys

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