Ya sea con un enfoque hacia resultados del aprendizaje o una visión más integral, el estudio hecho a directores, sostenedores, profesores y apoderados de diferentes establecimientos del país entrega las definiciones de un propósito único que al parecer tiene múltiples miradas.
Un estudio elaborado recientemente por la consultora ARSChile ha buscado identificar los principales discursos existentes sobre el concepto de educación de calidad, así como sus diferentes matices. Para ello ha recabado, por medio de entrevistas y conversaciones grupales, las visiones de sostenedores, directores, docentes y apoderados de diferentes establecimientos en cuatro regiones del país.
“Dos son los discursos que agrupan las distintas formas de entender la educación de calidad: mientras uno pone el foco prioritario en los resultados de aprendizaje, el otro apuesta por un concepto más integral de calidad, en el que gana relevancia aspectos valóricos o de desarrollo personal de los alumnos”, explica José Ignacio Porras, socio fundador de la consultora a cargo del estudio, ARSChile (arschile.cl).
Un primer resultado relevante es que están presentes elementos de ambos discursos en todos los actores de la comunidad educativa. Sin embargo, la importancia que adquiere uno u otro varía notablemente. “Los directores, independiente del contexto en que se encuentran, tienden a coincidir en apostar por un concepto de educación de calidad centrado en los resultados de aprendizaje de los estudiantes”, comenta Porras.
Al igual que los directores, los sostenedores también ponen el foco sobre los logros en resultados de aprendizaje, pero incorporan un elemento propio para justificar esta forma de buscar la calidad y para poder cumplir con las expectativas de las familias. La referencia con la visión más integral de la educación es más reducida que en el caso de los directores y muy distante del núcleo central de su discurso.
Aunque los docentes coinciden con el enfoque de directores y sostenedores, agregan un matiz: “mediatizar la posibilidad de este logro no sólo con las condiciones en que se desarrolla su labor docente, sino también con la situación familiar y en el contexto social en que se encuentran los estudiantes. Apelan a lograr a través de la educación, una mejora integral en las condiciones de desarrollo personal de cada escolar, pero entregando parte importante de esta responsabilidad a las familias”, comenta el socio fundador de ARSChile.
Por otro lado, si bien en los apoderados la apelación a conceptos tales como trabajo, superación o esfuerzo es recurrente, dando cuenta de la importancia sobre los resultados de aprendizaje, comparten también presencia con otros, como valores, persona o familia, relacionados con la mirada más integral de la educación de calidad. “En este caso, todos estos conceptos aparecen de una forma bastante desarticulada, sin llegar a estructurar un discurso que permita explicitar claramente una determinada posición”, señala Porras.
En suma, “la principal evidencia de este estudio es que la educación de calidad sigue siendo preponderantemente sinónimo de logros asociados a resultados de aprendizaje. A ello contribuye no sólo que los principales incentivos institucionales se orienten hacia enfatizar esta mirada, como sería la evaluación a través de pruebas estandarizadas como SIMCE, sino también que tiene un buen encaje con un discurso más general que premia la movilidad social basado en el esfuerzo”, concluye el socio fundador de ARSChile (arschile.cl).