La Escuela de Psicología (visión humanista transpersonal) de la Universidad del Pacífico dictará a partir de julio el “Diplomado de Acompañamiento en Situaciones de Trauma: un abordaje desde la psicología Jungiana y la espiritualidad”, orientado a todas las personas que establecen relaciones de ayuda y acompañamiento personal.
“Las personas que trabajan en ambientes con otros seres humanos, como profesores, sacerdotes, religiosos, orientadores, asistentes sociales, psicólogos, etc., requieren de la necesaria formación para entender cuáles son los mecanismos que pasan a nivel psíquico cuando una persona sufre una experiencia traumática y cuáles son los elementos mínimos necesarios para que un proceso de reparación terapéutica pueda desarrollarse. Hay una urgente y ética necesidad de que tengamos profesionales más capacitados, más conscientes y más sensibles”, plantea el director del “Diplomado de Acompañamiento en Situaciones de Trauma: un abordaje desde la psicología Jungiana y la espiritualidad” que dictará la Universidad del Pacífico, Camilo Barrionuevo.
Para ayudar a otros, conocer narrativas de la espiritualidad y la religiosidad pueden ser de gran utilidad, las cuales también aborda este diplomado. “En este espacio de la vida humana que es tan significativo para muchas personas, independiente del credo al que pertenezcan, existen narrativas existenciales y/o religiosas que pueden ser útiles y que puedan facilitar procesos de reparación o que, por el contrario, pueden dificultarlos”, asegura el psicólogo clínico.
En este trabajo de acompañamiento personal, un tema no menor es la necesidad de aprender algunos elementos para el autocuidado, ya que está documentado que al vincularse con el sufrimiento humano, hay personas que pueden empezar con síntomas depresivos, perder fe en la humanidad, caer en dinámicas nihilistas o sin sentido, y hasta enfermarse y presentar síntomas somáticos.
“El trauma tiene una cualidad muy significativa de transmisibilidad, ya que tenemos una asombrosa capacidad de empatizar con otro y a veces nos contagiamos. Además, en el proceso de acompañamiento del trauma, suele suceder un proceso de trasmisión inconsciente entre el acompañante y paciente, debido a los procesos disociativos que se activan en ambos participantes, producto de las propias historias traumáticas del que está facilitando el proceso de acompañamiento. Por eso es necesario un espacio para la reflexión, para la alerta y para evaluar estrategias para ver cómo encuentro recursos para lidiar con una situación que es compleja y desafiante”, precisa Barrionuevo.
“Cuando uno trabaja y se vincula con el sufrimiento humano, se supone que uno como psicólogo tiene formación, pero ninguna formación va a excluir la necesidad de constantemente estarse cuidando, reflexionando y evaluando el impacto que eso tiene en mí. Entonces es necesario tener ciertos mínimos elementos para revisar mi propia historia y tener mayor conocimiento de cómo eso se puede poner en juego cuando estoy acompañando a alguien”, concluye el director del Diplomado de Acompañamiento en Trauma de la Universidad del Pacífico, Camilo Barrionuevo.