Creada en 1645 por el matemático francés Blaise Pascal, la ruleta es un emblema de los juegos de azar. Luego del cambio introducido por los hermanos Blanc hacia 1842, con el agregado del número cero, todo se modificó. La actualización del formato permitió su desembarco en Monte Carlo, para convertirse en una ruleta de casino como las actuales.
Tras esa creación de Pascal, y la posterior variante propuesta por los gemelos Blanc, la historia de la ruleta conservó una tradición inalterable. Preferida por gran parte de los apostadores, este juego de azar cautivó a diferentes generaciones. Con sus características insoslayables, mantiene encendida la llama de la pasión de cada uno de los jugadores que la eligen en los casinos.
La esperanza verde del paño
Más allá de la ruleta que se ubica en un extremo, el juego consta de diferentes elementos esenciales para su desarrollo. La mesa está recubierta por un tapete. La tradición dicta que debe ser de color verde oscuro, tal cual marcan sus orígenes. Aún así, se suelen utilizar diferentes variaciones dentro de ese color.
Sobre el paño se disponen una serie de recuadros, donde se efectúan las apuestas. Por lo general, en los casinos se realizan a través de fichas, que son canjeadas previamente por dinero. Las ruletas europeas poseen un sólo cero, tal como dispusieron los hermanos Blanc. Los jugadores hacen sus apuestas y, luego, los croupiers las retiran con un rastrillo.
No obstante, existen diferencias con las denominadas ruletas americanas. En primera instancia, éstas tienen dos ceros. Además, puede jugar un máximo de ocho personas, cada una de ellas con fichas de un color diferente. Al final de cada una de las jugadas, el croupier también las retira, aunque lo hace con una de sus manos.
Hagan sus apuestas
En cada una de las jugadas se permiten las apuestas múltiples. Los pagos son proporcionales a la cantidad de números que cubren cada ficha y a la cifra apostada. Se llaman suertes sencillas aquellas que cubren 18 números, como por ejemplo, la elección de color, o bien, par e impar. Además de los plenos, también se puede apostar por medios y cuadros.
En todas las jugadas se mantiene la relación de pagos de 36 veces. Incluso, con las fichas apostadas incluidas. En el caso de salir el número cero (en la ruleta europea) o doble cero (en la ruleta americana), pierden tanto las columnas como las docenas y las suertes sencillas. El resto de apuestas que hayan incluído al cero se pagan de forma normal.
La bola decide el destino
Una bola blanca de aproximadamente dos centímetros de diámetro, es la que define las apuestas. El croupier lanza la esfera por el interior del plato, de tal forma que gire por allí. Mientras, empuja el rotor interior en la dirección contraria a la bola. Al perder velocidad, el croupier da aviso a los jugadores a través de la frase “No va más”, que no es posible realizar más apuestas o cambios en la jugada.
Luego, se espera que la ruleta pierda la suficiente fuerza para que la bola ingrese en una de las casillas con su número asignado. Es el momento en el que, en la ruleta, las ilusiones de los jugadores se multiplican.