Por Ana Verónica Morales, canalizadora y tarotista
En tiempos donde lo urgente parece imponerse sobre lo importante, detenerse a mirar hacia adentro se ha vuelto un acto revolucionario.
Llevo más de dos décadas dedicada a la canalización, al tarot, al trabajo emocional y energético, y si algo he podido confirmar a lo largo de esta trayectoria, es que el acceso a los Registros Akáshicos es una de las herramientas más profundas de sanación y transformación personal.
He tenido la oportunidad de abrir registros a personas de distintos países y culturas, y la experiencia siempre tiene un punto en común: la claridad que surge cuando uno se conecta con esa fuente de sabiduría universal.
Los Registros Akáshicos son la memoria del alma, un espacio energético donde se guarda la historia de cada ser, no solo de esta vida, sino de muchas otras.
Entre los principales beneficios que he observado en quienes se permiten esta experiencia están:
Sanación emocional:
Se alivian dolores antiguos, bloqueos y heridas que arrastramos sin darnos cuenta.
Claridad y foco vital:
La persona logra comprender qué camino seguir, dónde poner la energía y cómo tomar decisiones alineadas con su esencia.
Liberación de patrones repetitivos:
esas situaciones que se repiten en la vida dejan de tener poder cuando entendemos de dónde vienen.
Conexión espiritual:
La certeza de que no estamos solos y que existe un propósito mayor en cada experiencia.
Paz interior:
Al comprender la raíz de los conflictos, la mente se calma y el corazón encuentra descanso.
Complemento este trabajo con otras herramientas como el tarot, el péndulo hebreo y distintas técnicas de protección energética.
Pero los Registros Akáshicos tienen algo único: nos muestran la vida desde una perspectiva más elevada, sin juicios, con amor y con verdad.
¿Por qué hacerse una lectura de Registros Akáshicos? Porque cambia la forma de habitar el presente. Porque nos recuerda quiénes somos en esencia.
Y porque nos invita a vivir con más autenticidad, alegría y confianza en el futuro.
Al final del día, abrir los Registros Akáshicos no son solo un acto espiritual, es también un regalo de amor hacia uno mismo.
