Durante la primera noche en casa con el bebé, es natural que los padres se preocupen por garantizar un entorno de sueño seguro. Según la mayoría de los pediatras, el uso de almohadas para bebés se desaconseja debido al riesgo de comprometer la alineación natural del cuello. Dada la proporción de la cabeza en relación con el torso, una almohada no proporciona el soporte adecuado y podría aumentar el riesgo de asfixia si el bebé se da vuelta durante la noche.
El colecho también conlleva riesgos de asfixia, ya que los padres, debido al cansancio y la dificultad para mantenerse alerta durante la adaptación al nuevo horario de sueño, podrían sin querer poner al bebé en peligro.
A pesar de estos riesgos, algunos estudios, como el realizado por especialistas de la Universidad de Cape Town en Sudáfrica, sugieren que los bebés que duermen solos pueden experimentar problemas cardíacos y dificultades en la vinculación y el comportamiento social. Esto ha llevado a la idea de que el colecho puede tener beneficios para los bebés.
Una medida recomendada es inclinar ligeramente el colchón del bebé para mantener su cabeza ligeramente elevada en comparación con el resto del cuerpo. Esto se respalda con un estudio realizado por el Centro Médico Nacional de Niños en Washington D.C., Estados Unidos, y publicado en la revista Pediatrics, que aboga por evitar el uso de almohadas para reducir el riesgo de sofocación.
Es crucial siempre consultar con un pediatra ante cualquier duda sobre el sueño del bebé, especialmente durante el primer año de vida, para seguir las recomendaciones y prevenir accidentes, como el Síndrome de Muerte Súbita en Lactantes.