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¿Frenillos después de los 30? Adultos optan cada vez más por tratamientos de ortodoncia

Preocuparse de la dentadura tiene muchos beneficios que van más allá de la apariencia física; desde prevenir los dolores de cabeza hasta contracturas en cuello y espalda. Es por esto que -dejando de lado la vergüenza- es cada vez más común ver a personas de 30 o 40 años con aparatos de ortodoncia.

“Dientes de lata” o “boca de reja” son apodos que solían escucharse en los colegios a la hora de hablar del compañero con frenillos. Esta costumbre se llegó a transformar en un sentir general de que someterse a un tratamiento de ortodoncia era sinónimo de humillaciones gratuitas y por ende las personas se volvieron reacias a realizarlos.

La Dra. Ximena Lagos, especialista en Ortodoncia y Ortodopedia dentomaxilar de la Clínica Dental Alberto Rosenberg, explica que “lo óptimo es realizar los tratamientos necesarios para corregir la oclusión y alteraciones de crecimiento maxilofacil a una temprana edad, iniciando las evaluaciones desde los 5 a 6 años, para hacerle un seguimiento al paciente. Pero el desconocimiento, la sensación de vergüenza sumada a lo prolongado de los procedimientos, hacen que las personas opten por dejarlos de lado o simplemente no hacerlos”.

No obstante, a nivel mundial, esta reticencia está cambiando y las personas que durante su adolescencia no llevaron frenillos, hoy están optando por corregir su dentadura. En 2012, The New York Times informó que la cantidad de frenillos en adultos u otros tratamientos para enderezar los dientes había aumentado un 58% entre 1994 y 2010, lo que se traduce en un aumento de 680,000 pacientes por año a 1.1 millones de pacientes.

Según Dental Tribune, la Asociación Americana de Ortodoncistas (AAO, por sus siglas en inglés) realizó un estudio que encontró que el 27% de los pacientes de ortodoncia de EE. UU. y Canadá son adultos. Lo que se traduce en 1,441,000 pacientes con 18 años o más. El estudio indicó un aumento del 16% de 2012 a 2014.

Este cambio en el paradigma se explica porque se está privilegiando la salud por sobre la apariencia. En este sentido la Dra. Lagos detalla que “la alineación de los dientes va más allá de lo estético, primando hoy lo funcional. Es decir, cuida la salud de la estructura dentaria, ya que se distribuyen bien las cargas. Junto a ello está la salud periodontal de la encía y el hueso. Finalmente, la importancia de la salud de la articulación mandibular”. 

Ejemplo de esto es Francisco Astorga (29), estudiante de ingeniería informática. Tiene los frenillos desde agosto de 2015, lleva 3 años y 2 meses con ellos. “Cuando uno tiene una dentadura no muy linda, se preocupa de cómo se va a ver sumado a un montón de fierros. Hablarle a alguien y que vea que tienes una dentadura que no es normal, te da cierta inseguridad. Pero me ha servido harto, por ejemplo, es súper poco lo que sonrío en las fotos, pero ahora me atrevo más a hacerlo. Me atrevo a que la gente me vea en cámara. Me veo de una forma que a mí me agrada, me ha servido harto para la autoestima”, relata.

Ahora, con el avance de la tecnología se han desarrollado opciones que permiten enderezar la dentadura y a la vez no son tan invasivas a nivel estético. La experta de la Clínica Dental Alberto Rosenberg, define los tres tipos de procedimientos más comunes:

• Brackets metálicos: Son los más usados, sobre todo para pacientes jóvenes. Sin embargo, también se emplean en adultos por su eficiencia, menor complejidad en cuanto a higiene y costos más accesibles.

• Brackets cerámicos: Su estructura es transparente y frágil. Van cementados por la cara externa de los dientes. Lo destacable es que se logra una mejor estética comparada con los metálicos.

• Brackets linguales: Van por la cara interna de los dientes, lográndose así un tratamiento altamente estético, pues no se ven.

• Aligners: Es un tratamiento de ortodoncia invisible que alinea los dientes mediante unos plásticos transparentes removibles, denominados alineadores.

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